sábado, 26 de enero de 2013

El plan B

Después de sobrevivir a ese ficticio fin del mundo, llegó el 2013 y, con él, esta nueva entrada sobre planes alternativos. Y es que aún no se tiene por qué acabar el mundo.

En la entrada Matando mosquitos a cañonazos os hablaba del gran reto que tiene la Medicina por delante al quedarse sin "armas" eficientes para luchar contra las bacterias. En esta de hoy, quiero hablaros de una opción frente a los tradicionales antibióticos: los virus bacteriófagos.

Estos virus, como su propio nombre indica, son parásitos de las bacterias, a las que atacan de distintas maneras. Esto, ha inspirado la idea de que sean usados como alternativa para tratar infecciones de bacterias multirresistentes (es decir, aquellas que son resistentes a más de 4 tipos distintos de antibióticos).

Otra de las bondades de estos virus es que son muy específicos, por lo que no afectarían a la microbiota del enfermo, atacando únicamente a las bacterias diana.

No obstante, presentan un grave inconveniente: son eliminados rápidamente por el sistema inmunitario del enfermo.

Un diamante en bruto en el que habrá que seguir trabajando.

martes, 20 de noviembre de 2012

Lavarse las manos es de héroes

El post de hoy es para hablaros de un hombre que, aunque bien merece ser reconocido como un héroe, es un desconocido. Se trata del médico y profesor húngaro Semmelweis.


Semmelweis desarrolló su labor más importante en el Hospicio General de Viena. Observó que en el área de maternidad del hospital había un alto índice de mortalidad entre las parturientas debido a la fiebre puerperal, mientras que entre parturientas alojadas en otras alas del edificio esta tasa no era tan alta. Tirando del hilo llegó a la conclusión de que la elevada mortalidad entre las alojadas en el ala de maternidad era debido a que eran atendidas por estudiantes de Medicina que acababan de tener sesiones de medicina forense con cadáveres, mientras que las que daban a luz en otras zonas eran atendidas por matronas. Este hecho le hizo desarrollar su revolucionaria hipótesis, en la que suponía que había una serie de agentes infecciosos (materia putrefacta como él denominó) que podían ser transmitidos desde los cadáveres hasta las madres por medio de vectores.
Tras este descubrimiento decretó la orden de que todo aquel que fuera a atender a una madre, debía lavarse en primer lugar las manos.
No obstante, su teoría no tuvo éxito, hasta el punto que se le llegó a tildar de loco y fue expulsado del hospital.

Después de pasar miserias debidas a su fracaso, fue admitido en la Maternidad de San Roque de Budapest y nombrado profesor de Maternidad de la Universidad de Pest.
Sin embargo, allí se encontró con un fuerte rechazo hacia su teoría, lo que le llevó a redactar la siguiente carta a los ginecólogos:
"Me habría gustado mucho que mi descubrimiento fuese de orden físico, porque se explique la luz como se explique no por eso deja de alumbrar, en nada depende de los físicos. Mi descubrimiento, ¡ay!, depende de los tocólogos. Y con esto ya está todo dicho... ¡Asesinos! Llamo yo a todos los que se oponen a las normas que he prescrito para evitar la fiebre puerperal. Contra ellos, me levanto como resuelto adversario, tal como debe uno alzarse contra los partidarios de un crimen! Para mí, no hay otra forma de tratarles que como asesinos. ¡Y todos los que tengan el corazón en su sitio pensarán como yo! No es necesario cerrar las salas de maternidad para que cesen los desastres que deploramos, sino que conviene echar a los tocólogos, ya que son ellos los que se comportan como auténticas epidemias..."
Termina muriendo años después de septicemia al cortarse él mismo con un bisturí infectado para demostrar su teoría a sus alumnos.

Actualmente es recordado en el Hospicio General de Viena con una pequeña figura sobre un pedestal, bajo el cual una placa reza "el salvador de las madres".

Anatomía ficción

Se dice que todo lo creado por nuestra imaginación siempre está inspirado en algo conocido. No podemos crear algo de la nada. Y el cine no es más que otro ejemplo.

¿Os acordáis de "Alien, el octavo pasajero"? Si no, os refresco la memoria:



Este bicho agradable a la vista y de buenos modales (nótese la ironía), destaca, entre otras cosas, por su cabeza de zeppelin. El diseño de la cabeza de este ser del espacio exterior viene del planeta Tierra. Concretamente de la comadreja.



¿Y qué tiene que ver el tocino con la velocidad? El cráneo de este animal es bastante alargado con respecto a las proporciones del esqueleto facial. Esto implica un mayor espacio para alojar al encéfalo, lo que se traduce en una sorprendente inteligencia, característica que comparte con nuestro actor extraterrestre.



Además, la comadreja es un animal que destaca por su agresividad. Tal vez sea una forma de compensar su pequeño tamaño, pues tiene que lidiar con depredadores y presas mucho más grandes que ella. Sea como sea, es otro rasgo que comparte con su primo de Hollywood.


Comparta genes con seres de planetas de más allá del cine o no, con esa carita de no haber roto un plato nunca, la comadreja siempre me resultará adorable.

jueves, 18 de octubre de 2012

Matando mosquitos a cañonazos

Más o menos eso es lo que hacemos cuando, para combatir una infección insignificante, nos chutamos el antibiótico más potente que encontramos.

Corrupción farmacéutica aparte, no es raro que en la consulta del médico o del veterinario se receten antibióticos de última generación para infecciones nimias. ¿Avaricia? ¿Otra forma de intentar descongestionar el sistema sanitario?
Razones hay todas las que te quieras inventar, pero lo cierto es que, bajo esa situación, no se justifica su uso. Y lo que es peor, no hacen bien a nadie.

Si bien es cierto que curarte, te curas (o tu perro), pero a un precio muy alto.
Al tratar esa infección con un antibiótico "demasiado" potente, no sólo puedes estar haciendo daño a tu microbiota y a tu organismo, sino que además estamos enseñando nuestras armas al enemigo. Estamos permitiendo que los microorganismos empiecen a desarrollar formas de resistencia.
Y ya, para rematar, al segundo día de tratamiento te encuentras bien y decides darlo por finalizado, a pesar de que éste estaba indicado durante 4 días.
Error fatal. Con ello sólo se consigue crear bacterias resistentes al medicamento que hemos estado tomando, por lo que la recaída es sólo cuestión de días y tendremos que combatirla con un antibiótico aún más fuerte.

El problema de todo esto no es que vayas a tardar más tiempo en curarte (que también), sino que esta práctica a nivel global nos va a costar un disgusto y de los gordos.
Para que nos entendamos: estamos quedándonos sin antibióticos eficaces contra bacterias no inofensivas, pero casi.

Las consecuencias de llegar al extremo del asunto bien podrían ser argumento de película apocalíptica de Antena 3: desde no poder luchar contra enfermedades consideradas como leves hasta un grave problema de suministro de alimentos y productos de origen animal. Y a partir de ahí, suma y sigue.

Como contrapunto, la solución es bien sencilla: administrar la cantidad y el tipo de antibiótico que se necesite. Aquí no vale el "más vale que sobre", porque no hace falta matar mosquitos a cañonazos. Es preferible tardar un día más en curarte hoy, que no poder curarte mañana.
Y esta solución, señores, pasa también por la ética de cada uno de nosotros, señalando especialmente a los profesionales sanitarios.

Pero en fin, todo esto no es más que una mera opinión, y las opiniones son como las lentejas, quien quiere las come y quien no, las deja.

Que Fleming nos pille confesados.

sábado, 6 de octubre de 2012

No me quites el sueño

La entrada de hoy la quiero dedicar a esa bebida de dioses que me ha hecho sobrevivir más o menos despierta a la racha de exámenes. Hoy estoy aquí para hablaros del café y, más concretamente, de la cafeína.


Como todos sabemos, el principal componente del café, además del agua, es la cafeína. La cafeína es un compuesto orgánico cuya fórmula química es C8H10N4O2. Su nombre químico es 1,3,7-trimetilxantina ó 1,3,7-trimetil-1H-purina-1,6-diona. Su estructura es la siguiente:



La cafeína es un alcaloide del grupo de las xantinas. Es de consistencia sólida, blanco, cristalino y de sabor amargo. Es una sustancia muy popular por su efecto como droga psicoactiva al actuar como estimulante del sistema nervioso central (SNC) e inhibir el sueño.

Empecemos por aclarar los conceptos básicos de la definición anterior:

  • Alcaloides: son metabolitos secundarios sintetizados por las plantas a partir de aminoácidos, luego son compuestos nitrogenados. Se caracterizan por su hidrosolubilidad a pH ácido y su liposolubilidad a pH alcalino. A la familia de los alcaloides pertenecen, entre otras drogas, la cocaína y sus derivados.
  • Xantinas: son sustancias pertenecientes al grupo de las bases púricas, es decir, sustancias derivadas de la purina.
  • Sustancia psicotrópica: es un agente químico que actúa sobre el SNC causando alteraciones temporales en la percepción, ánimo, estado de conciencia y comportamiento. Ejerce su acción actuando sobre el proceso de neurotransmisión o sobre la permeabilidad de la membrana de la neurona. Merced a sus efectos, estas sustancias se clasifican en depresoras, activadoras o alucinógenas.

La cafeína la podemos encontrar de forma natural en hojas, semillas y frutos de ciertas plantas de origen americano, africano y asiático fundamentalmente. Su función es actuar como pesticida natural sobre los insectos que se alimentan de estas plantas.

Cabe decir que esta sustancia recibe distintos nombres según el producto que la contenga, véase cafeína (café), guaranina (guaraná), mateína (mate) o teína (té). También la podemos encontrar en el cacao, alcanzando concentraciones de hasta un 1'5% en el chocolate negro.


Pasemos ahora a describir el metabolismo de esta sustancia:

La cafeína, una vez es ingerida, se absorbe a los 45 minutos en el estómago e intestino delgado, pudiendo absorberse también vía rectal.

Posteriormente es metabolizada en el hígado por el sistema enzimático del citocromo P450 oxidasa, disociándose en 3 productos metabólicos:
  • Paraxantina (84%): esta sustancia es responsable del aumento de la lipolisis, induciendo un aumento de los niveles de glicerol y ácidos grasos libres en sangre, lo que se traduce en que los músculos disponen de una mayor cantidad de energía utilizable inmediatamente.
  • Teobromina (12%): es el principal alcaloide del cacao. Produce una fuerte vasodilatación y aumenta la diuresis.
  • Teofilina (4%): provoca una relajación de la musculatura lisa de los bronquios, dando lugar a una broncodilatación. También es una sustancia cronotrópica (aumenta la frecuencia cardíaca) e inotrópica (provoca que las células miocárdicas se acorten más, generando así más fuerza).

A continuación, estos metabolitos son metabolizados de nuevo y algunos de los productos resultantes llegan al cerebro y cruzan la barrera hematoencefálica, alcanzando de esta manera a sus células diana: las neuronas. Sus efectos se prolongan durante unas 4-9 horas en el individuo adulto que la ingiere.

Por último, todos estos metabolitos son excretados como productos de desecho con la orina.


Y ya por fin os explico "brevemente" por qué nos quita el sueño la cafeína.

En primer lugar, hay que aclarar que la cafeína tiene este efecto porque es un inhibidor competitivo y una sustancia antagónica no selectiva de los receptores de la adenosina.

Vayamos por partes.
  • Sustancia antagónica: es aquella que, al unirse a un receptor celular, no provoca una respuesta biológica, sino que detiene las respuestas mediadas por las sustancias agonistas.
  • Inhibidor competitivo: es un compuesto químico que, al ser estructuralmente muy similar al sustrato de cierta enzima o al mensajero químico de un determinado receptor, "compite" con el sustrato o el mensajero químico en cuestión para alojarse en el sitio activo de la enzima o el receptor, el cual no es más que un lugar de unión. Una vez se produce esta unión, inhibe la actividad de la enzima o la función que dependa del receptor.



No obstante, para comprender las repercusiones que puede tener en el organismo el bloqueo de los receptores de adenosina, es esencial conocer previamente la naturaleza de esta sustancia y sus funciones en el organismo.

La adenosina es un nucleósido formado por la unión de la adenina (un nucleótido) con un anillo de ribosa (un azúcar o glúcido) mediante un enlace glucosídico β-Ng. Es una purina endógena sintetizada a partir de la degradación de aminoácidos.

Media en procesos bioquímicos como moneda energética (en forma de ATP y ADP) y como transductor de señal (AMP cíclico). Su interés en este post radica en que también interviene como neuromodulador del SNC al interactuar con los receptores A1, A2A y A2B, los cuales los encontramos en abundancia por todos los tejidos orgánicos.

Los receptores A1 son los responsables de la inhibición en la absorción del Ca++ en los músculos, lo que se traduce en un relajación de la musculatura lisa.

Por otra parte, los receptores A2A interactúan con el sistema dopaminérgico, que se encuentra involucrado en los estados de vigilia y recompensa. Cabe decir que estos receptores abundan en los ganglios basales del cerebro, zonas críticas en el control del comportamiento.

Estas evidencias relacionan a la adenosina con la sensación de sueño tras un esfuerzo mental prolongado. Esta sensación podría tener su origen en la inhibición de las neuronas promotoras de la vigilia mediante la adhesión de la adenosina a los receptores A1, y por activación de las neuronas promotoras del sueño, que está mediada por los efectos indirectos de los receptores A2A.

Una vez dormido, la adenosina continúa ejerciendo su acción promoviendo el sueño NMOR (sueño sin movimientos oculares rápidos, NREM en inglés) y también la fase MOR (sueño con movimientos oculares rápidos, REM).

De todo ello se desprende que, al bloquear la cafeína los receptores en cuestión, la sensación de sueño es inhibida, a la vez que se también lo son los efectos que dicha sensación lleva asociados como la bradicardia, bradipnea, relajación muscular, etc.


Por otro lado, la cafeína tiene otro efecto sobre el organismo, y es que es un fuerte diurético. Cómo ejerce esta acción se desconoce y su investigación se ve dificultada porque los consumidores habituales de cafeína desarrollan una fuerte tolerancia a este efecto en poco tiempo.


Para finalizar, hablaré de los efectos de un consumo excesivo de cafeína, destacando entre ellos el aumento de la diuresis, nerviosismo, insomnio, problemas gastrointestinales... En personas muy sensibles estos efectos pueden aparecer consumiendo cantidades muy pequeñas (<250mg/día). He aquí un ejemplo muy ilustrativo: George café.

Los síntomas por intoxicación con cafeína son similares a los del pánico y la ansiedad, además de efectos típicos de las drogas disociativas como la despersonalización.

Ingestas superiores a 1g/día provocan fasciculaciones (contracciones musculares involuntarias), desvaríos, arritmia cardíaca y agitaciones psicomotrices, estableciéndose la dosis letal 50 (o cantidad necesaria para matar al 50% de la población sometida a estudio) en 10g/día, lo que equivale más o menos a unas 100 tazas de café.


Por favor, este post me ha llevado mi tiempo (y algún que otro café), así que no me vengáis ahora con que es un placebo.


Ojalá que llueva café en el campo

miércoles, 13 de junio de 2012

Haches que marcan la diferencia

¡PUM! No he salido del último examen y ya tengo los apuntes del siguiente delante de los hocicos, y,  aunque no os lo creáis, te encuentras detalles cuanto menos curiosos entre esa pila de papeles garabateados. En concreto, estaba estudiando epidemiología cuando me encontré un interrogante sobre las enfermedades telúricas (¿y eso qué es lo que es? *Nota: se recomienda decirlo con acento cordobés). Y cuando la duda te corroe, allá que va la Wiki al rescate (y no como el de Rajoy). Cuando me quise dar cuenta, ya se me había ido media tarde saltando de un link a otro. Resumiendo, lo que he encontrado es que siempre hay uno dispuesto a llevar la contraria. Me explico:

El carbunco (anthrax en inglés) es una enfermedad de origen bacteriano causada por Bacillus antrhacis, con diferentes variedades según el modo de contagio, siendo las más representativas el carbunco cutáneo y el pulmonar (letal).

En cambio, el ántrax (ojo, no confundir con el anthrax que he mencionado antes) es una enfermedad también de origen bacteriano, cuyo agente infeccioso es el Staphylococcus aureus. Se trata de una enfermedad foruncular y, por tanto, cutánea. Son muy llamativas las profundas lesiones que provoca y, aunque el carbunco cutáneo también produce lesiones en la piel, las de éste último se diferencian de las del ántrax en que son indoloras.

Una curiosidad más: el hombre es un reservorio natural del Staphylococcus aureus, llegando a estar una de cada tres personas colonizas por el mismo, formando parte de su microbiota. Al ser un reservorio, los individuos que lo alojen se encuentran infectados, pero no enfermos, manifestando únicamente la enfermedad cuando se produce una bajada de las defensas. Por lo tanto, es muy probable que alguno de ustedes, si os hacéis las pruebas pertinentes, mostréis anticuerpos contra el bicho en cuestión, lo que no quiere decir que os tengan que salir heridas purulentas y de aspecto asquerosete por todo el cuerpo.

Ya nos podemos ir a dormir sabiendo un poquito más.

jueves, 31 de mayo de 2012

A quién quieres engañar

Uff, dame el plumero que tengo que quitarle las telarañas al blog. Con tantos exámenes, cafés y algún que otro planazo para despejar el cocoroto tengo esto abandonadillo. Y entre todos esos planes está el más maquiavélico de todos ellos, el cual me condujo a una tienda de animales y... ¡tachán!, encontré la inspiración para un nuevo post. Resulta que hallándome rodeada de bichos más o menos peludos y saltarines apareció una bicha. Me dijeron que sus papis eran falsas corales, lo que me dejó dándole vueltas al tarro, ¿cómo diferencio yo una falsa coral de una verdadera? Y si me pica, ¿qué hago?

Bueno, a cualquier persona normal no le tiene por qué preocupar diferenciar una serpiente de coral de una falsa coral, pero cualquier barranquero que se precie tendrá entre sus planes viajar a Sudamérica y allí quizás sí sea más útil saber cuál es cuál antes de cogerla para echarte la foto de guiri. Pues bien, la principal diferencia radica no en que unas sean de plástico y las otra de verdad, sino en sus colores. Básicamente las distinguimos porque los anillos de las verdaderas corales (géneros Leptomicrurus, Micruroides, Micrurus, Calliophis y Sinomicrurus) suelen ser de color amarillo o blanco, rojo y negro, distribuyéndose generalmente según el siguiente patrón: rojo - amarillo/blanco - negro - amarillo/blanco - rojo. En cambio, las falsas corales (género Lampropeltis), aunque sus anillos presentan los mismos colores, su patrón de distribución es rojo - negro - amarillo/blanco - negro - rojo. Por lo tanto, podemos distinguir a simple vista a una serpiente de otra simplemente por el hecho de que en las falsas corales los anillos amarillos o blancos nunca están en contacto con el rojo.


Serpiente de coral
Serpiente de Sinaloa o falsa coral


Sin embargo, esta imitación de las tonalidades no es suficiente para disuadir a sus depredadores. Se ha demostrado que éstos son capaces de distinguir entre unas y otras por la anchura de los anillos amarillos o blancos, siendo más anchos los de la falsa coral. Por ello, en ciertas zonas han prosperado patrones de imitación con los anillos amarillos más estrechos.

Como os podréis imaginar, estos colores tan vivos ya te están advirtiendo de que no es una buena idea acercarte. Si aún así insistes, puedes tener la mala suerte de que se trate de una verdadera coral y te lleves un buen picotazo. Mal asunto. Como ya expliqué en otra entrada, el veneno de estas serpientes es neurotóxico, por lo que te termina paralizando y en breve estás fiambre. En caso de mordedura (de cualquier bicho), el protocolo de primeros auxilios a seguir es el siguiente:
  1. Si te ha mordido, aléjate lo más rápidamente posible del animal, pues es posible que en las siguientes mordeduras te inocule aún más veneno.
  2. Pide ayuda.
  3. Trata de conservar la calma y de que no se te dispare el pulso, eso sólo ayudará a que el veneno se distribuya más rápidamente a través de la linfa y la sangre y alcance su diana, las placas neuromusculares.
  4. Anota la hora a la que ocurrió el incidente.
  5. Intenta extraer el veneno mediante succión con la boca, ventosas o jerinquillas suctoras (éste último es el método más eficiente y seguro). Succionar con la boca no es del todo recomendable, especialmente si se tienen heridas en la boca, pues el veneno succionado podría penetrar a través de ellas.
  6. Intenta identificar la especie del animal que te mordió, pues los sueros son específicos. Existen sueros polivalentes, pero su espectro abarca sólo unas pocas especies, además es frecuente que causen reacciones alérgicas, por lo que hay que desensibilizar al paciente con hidrocortisona.
  7. Trasladar inmediatamente al herido al hospital más cercano. Si se dispone del suero, llevarlo también al hospital para que le médico comience a tratar la lesión.
Es frecuente que en los hospitales no haya médicos especializados en este tipo de lesiones, por lo que, si vas a trabajar con este tipo de serpientes, es recomendable que lo hagas bajo la supervisión de un experto.

Los emponzoñamientos micrúricos (como se suelen conocer sus mordeduras) cursan con adormecimiento de la lengua, visión borrosa, ptosis palpebral (desprendimiento del párpado superior), dificultad para tragar y para salivar, y asfixia causada por la parálisis fláccida del diafragma. Es común que no se sienta dolor en el área de la mordedura, motivado también por ser una pequeña lesión subcutánea, por lo que se tiende a pensar erróneamente que no es necesario tratarla.

No obstante, estas lombrices de colores son unos animales muy tímidos y no suelen atacar. Debido a su pequeño tamaño sus presas no suelen ser más grandes que un ratón, por lo que si te ven aparecer intentarán huir. Con todo, me resulta muy curioso el mecanismo de defensa de estos elápidos: cuando se sienten amenazadas, esconden su cabeza entre los anillos de su cuerpo y con su cola forma un bucle imitando a una cabeza, moviéndolo de forma amenazadora para desviar la atención y así poder pegarte un picotazo por sorpresa. Qué bichos más ingeniosos, me recuerda a la defensa de las galeras que te comes en Huelva, pero de eso hablaremos en otra ocasión.

Sin nada más que añadir, os dejo retozando por el césped. Cuidadín con los gusanos gordos, no os vayan a morder.